Karina López Carreón
Lic. En Pedagogía
Coordinadora del departamento de Psicopedagogía de la UMASLP.
Ser docente, se dice fácil, pero va más allá de solo una palabra y del trabajo que realizan día con día para poder transmitir su conocimiento, junto con la búsqueda de estrategias que los ayudan en el proceso de enseñanza- aprendizaje en este camino del saber.
Sabemos que el profesor asume distintos roles dentro del aula, ya que es el transmisor de conocimientos, el investigador educativo, el animador y aquel que trabaja arduamente para mejorar su proceso de enseñanza. En esta pandemia los docentes se enfrentaron a cambiar sus técnicas de enseñanza, ya que tuvieron que adaptarse ante las necesidades y es así como los cambios se van logrando.
Como parte del proceso de mejora, se realiza cada cierto período una Evaluación al Desempeño Docente, en la cual se toman varios aspectos a evaluar, todo con fines formativos orientados en la búsqueda de la mejora continua a nivel individual y de la Universidad. La evaluación se concibe como un proceso que debe llevarse a cabo de manera continua y personalizada, y que ha de tener por objeto tanto los aprendizajes de los alumnos como los procesos de enseñanza de los mismos y la perspectiva de la administración y de los órganos colegiados a los cuales pertenece.
El programa de Evaluación integral del Docente es un proceso formativo que busca fortalecer el quehacer del docente, favoreciendo el reconocimiento de las fortalezas y la superación de las debilidades de los docentes, con el fin de lograr mejores aprendizajes en sus alumnos y alumnas y mantener la mejora continua en la comunidad universitaria.
La evaluación del desempeño docente en la actualidad tiene un interés muy marcado por el papel que realiza el profesorado en la calidad de enseñanza, es importante para identificar las necesidades de cada docente, poder realizar acciones y establecer procesos de actualización y capacitación. Es un proceso de observación, en el cual se lleva a cabo un registro, un análisis, las etapas de desarrollo y los resultados obtenidos nos permiten brindar una retroalimentación, buscar alternativas de acción y la toma de decisiones que mejoren los procesos educativos a corto, mediano o largo plazo.
Es importante realizar una distinción entre la evaluación de la actividad de enseñanza y la evaluación del académico en general. El ámbito universitario, impone a los académicos diversas actividades tales como la docencia, investigación, extensión, vinculación y actividades académico-administrativas. En este sentido, la evaluación de los académicos tiene un espectro de valoración mucho más amplio. De acuerdo con Fernández (citado en Loredo y Rigo, 2001), la evaluación de la docencia es fundamentalmente un proceso dirigido a formular juicios de valor acerca de la situación de la actividad docente.
Finalmente, la Evaluación Integral es una herramienta pedagógica y un componente esencial de la enseñanza y el aprendizaje. En este proceso lo que se busca es identificar las fortalezas y áreas de oportunidad de cada docente y de esta forma mejorar la calidad educativa.